El pasado 31 de Octubre, víspera de la solemnidad de Todos los
Santos, se celebró en el espacio religioso Cueva del Santo Hermano
Pedro, la VIII Vigilia de la Esperanza. En torno a 300 personas se
desplazaron hasta este enclave importante en la geografía de la santidad
de nuestra Iglesia Diocesana, para orar a Dios especialmente por la
vocaciones.
La Vigilia se abría con una invitación a renovar la llamada universal a la santidad que brota de nuestro bautismo. Acto seguido, después de exponer el Santísmo, los participantes fueron invitados a ponerse en camino precedidos por el Señor y hacer un breve recorrido de varias estaciones contemplando la vida de los santos, beatos y siervos de Dios de nuestra diócesis con una pregunta: "Si ellos pudiieron ser santos ¿Tú por qué no?"
La tercera parte de la vigilia dio pie a escuchar la palabra, compartir testimonios vocacionales ( dos seminaristas, una religiosa y una pareja que se casará en dos semanas) y orar de forma especial por las vocaciones conluyendo con la bendición con el Santísmo. Al final a cada participante se le entregó una tarjeta con un pensamiento de los santos, beatos o siervos de Dios que sirvieron de guía en la vigilia.
La Vigilia se abría con una invitación a renovar la llamada universal a la santidad que brota de nuestro bautismo. Acto seguido, después de exponer el Santísmo, los participantes fueron invitados a ponerse en camino precedidos por el Señor y hacer un breve recorrido de varias estaciones contemplando la vida de los santos, beatos y siervos de Dios de nuestra diócesis con una pregunta: "Si ellos pudiieron ser santos ¿Tú por qué no?"
La tercera parte de la vigilia dio pie a escuchar la palabra, compartir testimonios vocacionales ( dos seminaristas, una religiosa y una pareja que se casará en dos semanas) y orar de forma especial por las vocaciones conluyendo con la bendición con el Santísmo. Al final a cada participante se le entregó una tarjeta con un pensamiento de los santos, beatos o siervos de Dios que sirvieron de guía en la vigilia.
Sin
duda, una forma distinta de celebrar la víspera de Todos los Santos,
comtemplando a aquellos que supieron entregar su vida a Dios y al
servicio de los demás.
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