"Evangelizadores
con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto
de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un
fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o
pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón. Esas propuestas parciales
y desintegradoras sólo llegan a grupos reducidos y no tienen fuerza de amplia
penetración, porque mutilan el Evangelio. Siempre hace falta cultivar un
espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad.Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de
diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos
debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga. La
Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra
enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los
grupos de oración, de intercesión, de lectura
orante de la Palabra, las
adoraciones perpetuas de la Eucaristía. Al mismo tiempo, «se debe rechazar la
tentación de una espiritualidad oculta e individualista, que poco tiene que ver
con las exigencias de la caridad y con la lógica de la Encarnación».
Existe el riesgo de que algunos momentos de oración se conviertan en excusa
para no entregar la vida en la misión, porque la privatización del estilo de
vida puede llevar a los cristianos a refugiarse en alguna falsa espiritualidad"
Papa Francisco, EG. 262
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