Hoy celebramos la «Solemnidad de la Santísima e indivisa Trinidad, en la que confesamos y veneramos al único Dios en la Trinidad de personas, y la Trinidad de personas en la unidad de Dios». En esta solemnidad celebramos también la Jornada Pro Orantibus. Es una Jornada dedicada a orar por las personas consagradas contemplativas y, a la vez, una ocasión para dar gracias a Dios por esta forma de consagración, para expresar nuestra estima y para dar a conocer esta vocación específicamente contemplativa tan necesaria y hermosa en la Iglesia y para la vida del mundo.
Los monjes y monjas contemplativos evangelizan con lo que “son”, más que con lo que “hacen”. Su propia vocación y consagración son de manera especial testimonio de fe e instrumento de evangelización. Lo más esencial de la evangelización de los contemplativos es mostrar a los demás la belleza de la oración.
Las personas consagradas contemplativas nos ayudan a experimentar el misterio insondable de Dios, que es amor. Lo hacen consagrando sus vidas a Dios Padre, unidas a la acción de gracias del Hijo Jesucristo y colaborando en la acción santificadora del Espíritu Santo.